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Hojas Perennes

Se acercaba un siglo a su final cuando en los solares de una zona de ampliación del casco urbano lepero se ponían los primeros ladrillos de un nuevo centro educativo destinado a atender a una población escolar cada vez más numerosa y que materialmente no podía contener ya en el único instituto de la población, el por entonces llamado IES El Sur. Terminaba 1998 y se abrieron por fin sus puertas. A pesar de las obras aún inconclusas, echó a andar el nuevo IES, al que en los papeles, a falta de nombre definitivo, llegó a nombrarse provisionalmente «El Norte». Con el tiempo el centro fue consolidándose en su estructura no solo como centro de Secundaria y Bachillerato, sino también como referente en la Formación Profesional y en la Educación de Personas Adultas, primero en la modalidad presencial y más tarde en la semipresencial. A pesar de sus dimensiones y de su elevado número de alumnos, uno de los mayores de nuestra provincia, el IES La Arboleda se fue perfilando desde el principio como un centro dinámico, activo e innovador, con un alumnado participativo y un profesorado voluntarioso y comprometido. Así ha sido en todos estos años, de manera que cuando se vuelve la vista atrás la memoria nos trae el recuerdo no solo de las clases, las materias o los exámenes, sino también de las numerosas actividades culturales o deportivas, planes educativos y proyectos que siempre se caracterizaron por la alta implicación de toda la comunidad educativa. Muchos fueron estos proyectos, y todos dejaron una huella en nosotros, pero tratándose de rememorar los recuerdos por medio de la palabra escrita no podemos dejar de acordarnos de aquel periódico escolar que tomó por nombre Arbolé y cuyo corazón, de alguna forma, de muchas formas, late entre las páginas que hoy tienes en tus manos. Y aunque esta revista conmemorativa del 25 aniversario se nutre de múltiples experiencias de las diversas generaciones, de ayer y de hoy, que han vivido en nuestro centro, el viejo Arbolé nos presta su espíritu, su amor por la palabra, su deseo de comunicación, y también un nombre: Hojas Perennes, que fue en aquel tiempo el nombre de una de las secciones de nuestro periódico. Hojas perennes queremos que sean estas que a continuación figuran, engarzadas para siempre en las ramas abiertas de los árboles de nuestra Arboleda.

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